HISTORIA DE FÚTBOL
Luego de permanecer más de tres horas en el baño se decidió a salir y enfrentar la soledad de su hogar . Caminó hacia el living y miró los cuadros, las paredes ya sin vida, los sillones olientes a tristeza, las alfombras con pisadas sin vida. Se quedó pegado en el televisor y recordó las películas maravillosas que junto a su esposa e hijo veían todos los viernes por la noche. En aquellos días su pequeño hijo aún vivía.
Vagó sin sentido por todas las habitaciones hasta que encontró consuelo en el gran sillón. Se acostó y sus lágrimas brotaron sin poder hacer nada al respecto. El control remoto descansó en su mano sin actividad... sólo miraba el techo. Miró el reloj, y secándose las lágrimas encendió el televisor. El partido estaba a punto de comenzar. Por fin su cara cambió y pareció concentrarse en algo, cosa que logra sólo en estas ocasiones.
El fútbol fue su refugio. Su cara volvía a ponerse contenta. Su atención no podía ser interrumpida. La pelota comenzó a correr. En ese preciso momento, entró en la casa su esposa que llegaba del trabajo. Al verlo concentrado le dijo:- Ya estás de nuevo con tus estupìdeces. Eres un imbécil- dirigiéndose al baño de la casa.
El hombre no respondió nada. Sólo existía él y el televisor. Cuando se miró al espejo rápidamente sacó del botiquín la caja llena de somníferos y se los tomó casi todos. Miró al techo y se percató que el ruido del televisor era lo único que perturbaba la capa de vacío que cubría desde hace 6 meses su hogar. Miró los cepillos de dientes y no despegó la vista del verde, ése que solía utilizar su pequeño hijo.
Se dirigió al living como pudo, casi gateando. Completamente drogada cayó sobre la mesa de centro. Los vidrios saltaron por todos lados. El hombre ni se inmutó, sólo él y el partido en el mundo. La mujer exhibía sangre en ambos brazos, pero no se daba cuenta... seguía gateando sin sentido. El hombre seguía inmutable.
Se levantó y se aproximó a su esposo. Cuando estaba cerca tropezó nuevamente y cayó sobre el televisor botándolo a la alfombra de pisadas muertas. Él por fin reaccionó y se percató de que ella estaba en la casa. No pudo contenerse y le gritó:-! Qué haces maldita estúpida !.... ! Siempre causando problemas !
- Tú has sido el único imbécil en todo esto. Todo es culpa tuya- respondió ella y largó a llorar.
- !Cállate!- se enfureció -Si hubieses sido una mejor madre talvez....-
- Nunca hiciste nada por él tú tampoco- gritó desesperada.
- !Nada! !Nada! !Nada!- gritó el hombre.
- !Nunca hemos hecho nada!- lloraba ella.
- Nunca hemos sido algo realmente ... Nunca- y él cayó al suelo.
La mujer corrió al baño y cerró la puerta. Sólo se escuchó reiteradamente los gritos diciendo !Nada!. En el suelo, el hombre esscuchaba estas palabras. Se levantó ... sacó algo de su bolsillo y miró hacia el techo. La mujer se miró al espejo, tomó lo que le quedaba de pastillas y abrió el agua y llenó la tina.
El televisor no se había apagado y seguía con el partido. Justo cuando la casa se llenaba de ruido producto del grito de gol del relator del partido otro sonido arremetió con superioridad.
Al compás del "goooooooooooool" del relator, él apretó el gatillo y terminó con su vida, mientras su esposa se sumergía en el agua para no despertar otra vez.