disfruta el sin sentido de todo

Estaba con las demás, todo en correcto orden, aunque ese día el frío no era el de costumbre. Miraba a la mujer desenado que ella fuera la escogida, con la esperanza de alfín terminar con el letargo de toda su existencia. Durante el día ya se habían llevado a varias de sus amigas. Sabía que pronto sería su turno...y así fue... la mujer puso la sopaipilla sobre ella. Al sentir el peso sobre sí, sintió la alegría de sentirse útil.

Cuando, poco a poco, comenzó a alejarse de todo, los recuerdos colmaron su mente pero la alivió el hecho de sentir calidez en la mano del hombre. Se sintió agradecida de la suerte que tuvo, era una mano muy confortable. Mientras la sopaipilla desparecía veía calles y calles que jamás había visto, no entendía nada pero estaba maravillada.

Cuando comenzaba a disfrutar todo ya no quedaban rastros de la sopaipilla. Sintió cómo la mano la acariciaba y la convertía en una pequeña bolita. La hora estaba cerca y se preparaba para que todo ocurriera en correcto orden. Sin embargo, las calles pasaban y ella seguía en la mano del joven. Vió por última vez las flores y plantas y pensó que hubiese sido lindo mirarlas con atención y disfrutar su olor.

Finalmente, cuando ya sentía la impaciencia en la mano, estaba en la esquina de la avenida el basurero que sería el lugar del descanso..... El joven vió el basurero y botó la bolita de papel dentro y continuó el camino hacia su hogar.

Ya aliviada, la bolita se acomodo para dormir y cerró sus ojos, esperando que llegará alguien nuevo y la trasladara hacia otro lugar.